viernes, 6 de enero de 2012

El milagro de Finlandia.


Mucho se ha hablado de la reforma educacional que deben ejercer los países hoy en día, el caso de Estados Unidos es un emblema en este sentido, analistas piensan que es urgente un cambio en el sistema educacional del país norteamericano; sucede que han puesto los ojos en la que se considera hoy como superpotencia mundial en educación y se trata de Finlandia. El problema está en que cuando se trata el tema de la educación finlandesa, la mayoría de los pedagogos estadounidenses no entienden el punto.

El país escandinavo basa su éxito a un sistema que valora más las igualdades y no las excelencias.

A pesar de no ser un país altamente conocido, la revista Newsweek en uno de sus números localizaba al país en los primeros lugares en materia de educación; atrayendo la mirada de todo el mundo. Se comenzó a notar como en las diferentes pruebas académicas, los estudiantes de este país siempre obtenían los puntos más altos.

Pero la fama no llega sino hasta la realización del PISA Survey el cual es realizado cada tres años. Este estudio compara a estudiantes de 15 años de edad en materias como ciencias, matemáticas y lectura; Finlandia ha obtenido los primeros lugares de las tres áreas desde el año 2000, en una lucha cuerpo a cuerpo con las otras estrellas de Korea del Sur, Shanghai, China y Singapur.

Pero la magia radica en que, comparado con el modelo de aprendizaje del este asiático basado en largas horas de estudio y memorización sacramental, el modelo finlandés se preocupa por dejar menos tareas para la casa y más trabajo creativo, provocando que docentes alrededor del mundo decidan conocer cual es el verdadero secreto tras su éxito. Pasi Sahlberg es el genio detrás de todo esto, actualmente es el director del Ministerio de Educación Finlandés y autor del libro: "Lecciones de Finlandia: ¿Qué puede aprender el mundo acerca del cambio educacional en Finlandia?" visitó las instalaciones de la escuela Dwight en Nueva York para hablar con los educadores y estudiantes.

Durante su estancia en Estados Unidos, Sahlberg fue entrevistado por el New York Times redactando un artículo que cataloga a "Finlandia con una intrigante reforma de educación". Sahlberg posteriormente refirió a otros entrevistadores que hubieron varios puntos en la entrevista que no fueron tratados con la suficiente importancia que hubiera querido, declarando que en Estados Unidos "hay cosas de las que no les gustan hablar" dejando de paso un dato que consideramos importante y que parte del enorme éxito es que "en Finlandia no hay escuelas privadas".

Y esto último es cierto, en Finlandia hay unas pocas escuelas particulares que aún así son financiadas por el gobierno, no hay universidades privadas y nadie tiene que pagar impuestos extra por educación de calidad. De hecho, casi cualquier finlandés puede optar a un doctorado o cualquier carrera. Para los educadores estadounidenses este es un escenario difícil de digerir. Desde su punto de vista, los americanos están obsesionados con algunas interrogantes como: ¿Qué haces para rastrear el progreso de un estudiante si no se le está pasando exámenes constantemente? ¿Cómo se puede promover la elección de la escuela? Recordando que en Estados Unidos en realidad la elección de la escuela está más determinada por los factores económicos que imperan en el modelo del país anglosajón.

Las respuestas de los finlandeses parecen no ser en realidad lo que los educadores norteamericanos quisieran escuchar.

Para comenzar, en Finlandia no existen test estandarizados, únicamente el examen de admisión nacional que deben pasar todos al final del equivalente al high school norteamericano. En vez de eso, los maestros son capacitados para evaluar a los alumnos a través de exámenes que ellos mismos crean. Para Sahlberg lo que importa es darle al gremio de docentes una paga digna, prestigio como educadores y mucha responsabilidad. Todos deben tener un máster para optar a ser educadores, y la selección de plazas para profesores es precedido por un riguroso y minucioso sistema de selección y evaluación de los candidatos.

Mientras a los americanos les gusta la competencia, Sahlberg afirma que nada puede incomodar tanto a los finlandeses como este hecho. Mucho del éxito de su sistema no se basa en la competencia entre profesores o alumnos, si no más bien se basa en la cooperación.

Durante la visita a Estados Unidos, Sahlberg poco a poco comenzó a adentrarse en el tema del éxito nórdico, aun cuando las consignan fueran lo más antiamericanas posibles. "Los verdaderos ganadores no compiten" reza una frase de un escritor finlandés, algo que contrasta mucho con el americanismo imperante en las escuelas norteamericanas. Décadas atrás cuando el sistema de educación en finlandia era malo, se instituyó un programa cuyo gol nunca fué la excelencia académica, mas bien, la igualdad. Hasta el momento ese modelo ha sido la clave.


Desde los 80s la consigna clave era que cada niño en Finlandia tuviera las mismas oportunidades de formarse no importando su condición social o económica, familia o localización geográfica. La educación no es vista para formar estrellas o lumbreras, si no que para disminuir la desigualdad social.

Finalmente ese sueño se está volviendo realidad, el sueño en Finlandia era el de tener un buen sistema de educación público en el cual se pueda alcanzar la excelencia académica, no basada en la competencia sino que basada en la cooperaci´no.

Vía: The Atlantic

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