martes, 7 de febrero de 2012

Cinco formas de maximizar tu inteligencia.



Se ha dicho que la inteligencia viene determinada por una serie de factores genéticos, que esta puede ser moldeada respecto a la interacción de los agentes externos (medio ambiente, relaciones sociales, escuela, etc) y que en realidad existe poco que pueda hacerse para cambiarla. Weinberg en 1989 condujo un estudio [pdf] en el cual demostraba que las estrategias que se pudieran realizar en algunos niños para mejorar su inteligencia, tenían un éxito limitado, y que incluso, si se dejaban de realizar entonces el niño regresaba a su estado basal de inteligencia.

Para Andrea Kuszewski (investigadora en neuro-cognición y comportamiento humano) esto no es del todo cierto.


Kuszewski se inició trabajando con niños autistas, quienes tienen un déficit a nivel de sus funciones cognitivas. Su trabajo consitía en trabajar con ellos a manera de poder incrementar sus habilidades en aquellas áreas que parecían estar deficientes. Uno de sus pacientes padecía una forma menor de autismo (Retraso en el Desarrollo Persuasivo) cuyo IQ rondaba los 80, valor por el cual se considera en el límite antes del retraso mental. Luego de aplicarle múltiples estrategias cognitivas como las técnicas multimodales, su IQ rondaba los 100 el cual se considera dentro del rango normal para los niños de su misma edad. Esto implicó un aumento de más de 1 DS (Desviaciones Standar) una diferencia de 20 puntos para un niño que se considera incapaz de aprender nuevas habilidades.

Finalmente su trabajo con otros niños llevó a que Kuszewski se interesara en buscar estrategias para mejorar la capacidad de aprendizaje en estos pacientes, y ¿por qué no? también aplicarla en personas "normales" con la salvedad que estos no padecían los problemas que los niños autistas tenían para aprender.

"Mejorar" la inteligencia en realidad no significa la cantidad de datos (bits) que se puedan almacenar en nuestro cerebro, esto es a lo que se refiere la inteligencia cristalizada. Se trata más bien de entrenar la inteligencia fluida que en otras palabras es la capacidad de aprender nueva información, retenerla y posteriormente usarla para resolver problemas.

El mejoramiento en la inteligencia tampoco se trata de trabajar solamente en la memorización, si bien esto se correlaciona con la inteligencia no lo es todo.

Con esto dicho podemos estudiar ahora los cinco principios que nos permitirán mejorar nuestra inteligencia, principios que podemos seguir a diario, y finalmente llevar sus resultados a la práctica cotidiana. Estos son:

  1. Hacer cosas nuevas.
  2. Desafiarse a uno mismo.
  3. Pensar de forma creativa
  4. Hacer las cosas de la manera difícil.
  5. Red de integración (Network) 
Hacer cosas nuevas. 

No es una novedad que gente como Einstein fueran buenos en distintas habilidades (skills). Los genios siempre están buscando algo nuevo que hacer, aquello que desafíe su conocimiento. En busca de nuevo aprendizaje y retos. Está en su personalidad.

Cuando te abres a nuevas experiencias y aprendizajes ocurren una diversidad de cambios neuroplásticos, se crean nuevas conexiones cerebrales (sinapsis) creando la arquitectura para la nueva habilidad aprendida, así se van generando más y más conexiones y es entonces cuando el aprendizaje toma lugar.

La plasticidad cerebral es la característica del cerebro de generar nuevas y nuevas conexiones entre sus neuronas para luego estudiar como afecta esto en áreas de cognición y que tanto son duraderas. Básicamente se trata de saber cuánta información es capaz uno de aprender y qué tanto puede retener de ella.

Un nuevo aprendizaje genera una liberación de dopamina que por consiguiente crea un estado motivacional más grande, que trae consigo un aumento del deseo de aprender y la generación de nuevas conexiones neuronales incrementando así la plasticidad cerebral.

En Suiza tuvo lugar un estudio en el que se sometieron a varios sujetos a 14 horas de entrenamiento de la memoria por 5 semanas, en ese tiempo hubo un incremento en el potencial de anclaje del receptor de dopamina D1 en las áreas prefrontal y parietal de la corteza cerebral. Este receptor, entre otras cosas, está relacionado con la plasticidad cerebral y el crecimiento neuronal.

Finalmente, busca aprender cosas nuevas, un nuevo idioma, un instrumento musical, leer sobre una nueva área científica, ir a un museo, etc.

Desafiarse a uno mismo. 

Existen una cantidad absurda de métodos para "aumentar la inteligencia" o para "aprender más rápido" también existen esos llamados "juegos de inteligencia" en los que se supone que al practicarlos uno se vuelve más inteligente. La realidad es que no sirven para nada más que hacerse más eficiente en "juegos de inteligencia"

Richard Haier hizo un experimento hace algunos años en los que se utilizó a varios sujetos que nunca habían jugado Tetris y los puso a realizar una partida tras otra hasta que lograron dominar el juego.

Lo encontrado en el estudio fue un incremento en el grosor de la corteza cerebral así como de la actividad medida por el incremento del consumo de glucosa en esta zona del cerebro. Lo que significó mayor cantidad de conexiones neuronales, mayor habilidad de aprendizaje. Hasta aquí, todo bien.

El problema ocurrió cuando con el tiempo, se pudo evidenciar un descenso en el grosor de la corteza y en la actividad cerebral; PERO su habilidad para jugar Tetris seguía siendo remarcable. Lo que sucedió es que el cerebro se volvió más eficiente en Tetris, logró acostumbrarse al desafío y se hizo muy bueno haciéndolo; lo cual posteriormente lo hizo perezoso.

La eficiencia no es algo que andemos buscando si estamos tras el incremento de nuestra actividad cognitiva, la manera de mantener a nuestro cerebro ocupado creando nuevas conexiones, es enfrentándose a nuevos y más difíciles desafíos, y cuando ya estemos llegando al punto de alcanzar la maestría, pasamos a una nueva actividad.

Esto ayuda a mantener al cerebro en constante "movimiento" generando nuevo aprendizaje y un estado de latencia proclive a aprender cosas nuevas.

Hacer cosas a la manera "difícil" 

Hoy en día muchas cosas están diseñadas para "facilitarnos" la vida, hacer las cosas de manera más eficiente. Esto es realizar las actividades de forma más rápida, más sencilla, gastando al mínimo todos los recursos disponibles, incluso nuestro esfuerzo mental.

La autora pone de ejemplo el uso del GPS la cual es una herramienta poderosa e interesante pero con el tiempo a lo mejor las habilidades de orientación espacial de una persona pueden ir cayendo. Es lo mismo cuando se trata del ejercicio físico. Caminar al trabajo, usar las escaleras en vez del elevador a la larga pueden traer beneficios a nuestra salud en general, pasa lo mismo con el cerebro y nuestra capacidad mental.

Es cierto que la tecnología a venido a resolvernos muchos problemas, pero de vez en cuando no hay que olvidar que la herramienta más poderosa yace dentro de nuestra propia cabeza.

Red de integración (Network)

Lo bueno de esta última característica es que si ya hemos comenzado a trabajar en las cuatro anteriores, probablemente ya estemos haciendo realidad esta última. Y es que compartir ideas e ideales con otras personas que a lo mejor tengan  intereses parecidos a los nuestros, puede enriquecer muchísimo nuestro potencial cognitivo.

Pueden ser mediante las redes sociales, o encuentros cara a cara, independiente de esto mientras conozcamos perspectivas desde otros ángulos, seremos capaces de darle una nueva óptica a nuestros problemas y desafíos, así como las distintas maneras de resolverlos.

Un ejemplo claro sobre este punto lo podemos observar en esta inspiradora charla de Steven Johnson, acerca de "¿De dónde vienen las buenas ideas?"



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